26.9.14

Decenas de caramelos me parecieron una buena primera inversión para  llevar adelante mi primer fracaso comercial, claro que no habría de saber el resultado hasta bastante después de comenzar a intentar venderlos
o quizás seria mas apropiado decir : bastante después de intentar en vano, no comerlos
no ha sido la única complicación de mi emprendimiento pues además, me rompí un diente Los caramelos los pagué caro , los terminé regalando y había olvidado el episodio de mi derrota hasta que escuche a mi hija comentándome su idea de comprar caramelos para vendérselos a sus compañeras en el colegio. De todas las cosas que aparecieron en mi mente al escuchar sus palabras no hubo alguna que me asustara menos. Durísimo debate entre yo , y yo mismo , intentando resolver cual seria la manera en la que el "buen padre de los manuales" se decidiera a llenar de  milagro la frustración  inminente De repente el dramatismo careció de sentido pues pensé" ella no tiene el objetivo de hacer dinero , sino de jugar a vender caramelos" Así que dejé de lado cualquier tentación de intervenir en su proyecto y me dedique a pensar en otras cosas con una inexplicable sensación de congoja ,  mientras ella le daba un destino imaginario a los diez pesos que yo le había regalado con el animo de hacerla reír.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy tierno viaje hacia la infancia remota asociada al milagro de asistir a la infancia de los hijos! me encantó!